Ayer en la previa al partido entre Gimnasia y Central en el Gigante del Norte se estaba viviendo una fiesta por la vuelta del cotillón y las banderas, pero en medio del encuentro se vivieron hechos de violencia en las tribunas algo que sin lugar termina opacando lo deportivo.
“De las tribunas se puede regresar, tan solo hace falta ser de masa gris…” decía Luis A. Spinetta en “La Bengala Perdida” del año 88. La violencia en el futbol parece que sigue sin erradicarse. ¿Hasta que punto una persona puede ignorar su humanidad y volverse una bestia en “defensa” de su club? La racionalidad al parecer queda en la puerta cuando estas personas ingresan al estadio a ver al club de sus amores.
El día de ayer se vivió hechos lamentables en la tribuna de Albo. Por la fecha 22 Gimnasia y Tiro recibía a Central en un nuevo clásico salteño. El cuervo que estaba segundo quería seguir sumando para no perderle pisada al puntero Racing. Mientras tanto el albo buscaba seguir acomodándose en los puestos de clasificación.
El publico se hizo presente en masa. Algunos hablan de 10 mil personas, otros más optimistas mencionan que fueron 14 mil las almas presentes en el Gigante del Norte. Lo curioso es que en este partido solo podía ir publico local. Semanas previas hinchas de Central Norte anunciaban que ante esta decisión se iban a “infiltrar” en las tribunas de Gimnasia para ver a su equipo.
Ahora hay que partir de que en primera instancia hubo una irresponsabilidad de hinchas “cuervos” de hacer caso omiso a la indicación de que solo podían ir hinchas locales. Esto tampoco justifica la violencia aplicada por parte de la parcialidad Alba que golpeaban entre 10 personas a una sola.
Esa imagen se repitió varias veces durante el transcurso del partido. Mientras la familia trataba de disfrutar del espectáculo deportivo algunos miraban a la tribuna para lograr detectar algún infiltrado y así continuo la cacería de brujas durante toda la tarde.
¿En que momento perdieron la noción de que estaban atentando contra otra vida? Como en un coliseo romano mientras la violencia se daba abajo, en las tribunas algunos se regocijaban con estos actos. Hasta hubo menores de edad que fueron perseguidos, empujados ayer. Al hincha se lo tilda de “pasional” pero no es motivo para justificar lamentable accionar.
Una tarde que más allá del resultado, Gimnasia ganó 2-1, las bestias se hicieron presentes durante la luz del día con toda impunidad. No solo pasó ayer, ni solo en Gimnasia. En todos los clubes salteños se ha naturalizado la violencia en las tribunas.
“No quiero un valle de catacumbas” porque cuando esta violencia en Salta se cobre alguna vida vamos a cruzar la línea final de la poca humanidad que existe en las tribunas.
El anhelo de algunos es poder disfrutar de un espectáculo sin tener que ver agresiones (que desvirtuan la experiencia de ir a la cancha) a otra persona solo por un color… ¿En serio? No somos tan malos…
