El Arzobispo de Salta, durante la homilía por la festividad del Milagro, bregó por un “pacto de amistad y fraternidad social para vencer la fractura de la Nación”, sin embargo, solo atinó a abordar temas generales y no, como en otras oportunidades, particularidades de la realidad social y económica salteña. La guerra en Ucrania también formó parte de sus consideraciones.
Las homilías – se sabe – funcionan como bajada de línea de las autoridades eclesiásticas para abordar temas de interés, sean de coyuntura o no. Claro, en estas épocas de convulsión social, política y económica, el pronunciamiento de la iglesia salteña (a instancias de una festividad masiva como el Milagro) sobre la actualidad se esperaba con ansias.
“Hablaste de pobreza cero, llevate el rostro de la pobreza”, le dijo, frente a frente, Cargnello al por el entonces presidente Mauricio Macri, invitado especial de la celebración del Milagro en 2019, solo por citar un ejemplo.
Bueno, este año no ocurrió nada de eso. No hubo referencias personales como aquella vez – y, ojo, las condiciones de vida se han deteriorado salvajemente -, ni a nivel nacional, provincial ni municipal. Cargnello se limitó a nombrar la pandemia, la 3º guerra mundial (el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero adhiriendo a la línea del Papa Francisco sobre el suceso) y si hizo hincapié en la ‘grieta’.
“En Argentina se profundiza un enfrentamiento peligroso suavizado con la palabra ‘grieta’”, indicó el religioso, y aseguró que se trata de una lucha por alcanzar el poder o sostenerlo, donde pareciera ser que “solo una persona o un grupo tiene una especie de misión mesiánica” de construir el bien común; “la política debe alimentar el clima de paz”, disparó.
Tuvo el Monseñor algún minutó para arremeter contra los planes sociales considerando que solo son una solución provisoria y que no puede ser el fin último de una vida organizada en sociedad.
Y retomó el tópico ‘grieta’: “Es necesario un pacto de amistad y fraternidad para vencer la factura de la Nación”.
Hubo también en su discurso críticas solapadas a la Ley del Aborto, nada que no se sepa.
Finalmente, ya en la entrada de la Catedral, el Arzobispo agradeció especialmente a quienes peregrinaron desde parajes lejanos, así como también a quienes trabajaron en la organización del evento: Provincia, Municipalidad, policías, SAMEC y un largo etc. No obstante, tuvo especial consideración con el ministro de Educación salteño, Matías Cánepa – “gracias ministro”, le dijo – al momento de explicar que este año consiguieron que muchas más escuelas públicas se acercaran a la Catedral en contraturno (eso es lo que dijo, claro) y que esos niños hayan sido acompañados, en muchos casos, por sus padres y docentes.
Nada, esto último, solo una curiosidad.